Es muy común en nuestros contextos actuales, escuchar cada vez más personas que tratan de hacerse conscientes de sus estados mentales y de lo que de ellos pueden estar padeciendo en sus vidas actuales. Si prestamos atención a esto, encontramos que muchos remiten lo que les pasa ahora, a su niñez, a la relación con sus padres, con sus pares o cuidadores, a ese entorno por el que pasaron en su infancia y que de ello les generó algo en el presente. Por ende, hoy en Hakuna Psicólogos, queremos hablarte un poco sobre este tema, las heridas emocionales de la infancia, cuáles son, cómo las puedes sanar e identificar y algunos ejercicios que te pueden ayudar.
¿Qué son las heridas emocionales de la infancia?
Las heridas emocionales son “lesiones” que nos marcan en nuestra infancia a raíz de situaciones traumáticas o difíciles de comprender y asimilar, que nos acompañan hasta nuestra vida adulta y pueden incidir en gran medida en nuestras relaciones interpersonales, nuestro modo de ser y relacionarnos con los otros.
Es importante resaltar que no todas las heridas emocionales surgen por un evento traumático, a veces una situación cotidiana o común, puede hacer que el niño haga una interpretación diferente que origine esta herida, y en su vida adolescente y adulta pueda reflejar con situaciones similares.
5 heridas emocionales de la infancia
A pesar de que la infancia de cada uno es distinta y va a estar atravesada por diferentes situaciones respecto a lo familiar, contextual, económico, etc. Hay algunas heridas comunes que pueden ser significativas desde la infancia y repercutir en la vida adulta:
1. Miedo al abandono:
Muchos niños han experimentado el abandono de un ser querido, principalmente sus padres o cuidadores. Debido a una separación de los padres, que alguno vaya a vivir a un lugar diferente, muerte, etc. Lo cual crea en el niño un miedo constante a ser abandonado por alguien que ama. Por tanto, intenta mantenerse vigilante y demandante para evitar ser abandonado nuevamente.
Esto puede trascender a la vida adulta y las relaciones interpersonales, principalmente de pareja. Pues tales personas suelen aferrarse al otro con el temor de ser abandonados como lo fueron en su infancia. Para protegerse de este abandono, se suele generar una dependencia emocional a ese ser querido o incluso, ser quien abandona o deja a la otra persona para evitar atravesar nuevamente el dolor de ser abandonado. Por lo tanto, de las heridas emocionales de la infancia es de las más frecuentes.
2. Miedo al rechazo:
Este miedo puede surgir en el niño por el rechazo o falta de aceptación de sus padres o figuras importantes frente a lo que piensa, hace o siente, lo que lleva a desconfiar de sí mismo y sentirse rechazado. Esto genera que la persona en su vida adulta suponga que no merece ser amado o aceptado. Además, constantemente busca la aprobación de los otros, complaciendo y hasta cambiando su propia forma de ser para evitar el rechazo.
3. Humillación:
Esta es una de las heridas de la infancia originada por la desaprobación y las críticas a los que hace el niño. Lo que hace que constantemente la persona esté suponiendo que los demás lo critican, creen o dicen algo malo de ellos. Por lo tanto, los hace dependientes, temerosos y altamente auto exigentes.
4. Traición o miedo a confiar:
Una herida que surge a raíz de que el niño perciba que ha sido traicionado por sus padres o cuidadores y de forma repetitiva. Además, esta traición puede representarse por una promesa, por ejemplo. Lo cual lleva a desarrollar una personalidad controladora, posesiva, desconfiada, con el fin de evitar recibir otra traición por parte de alguien importante.
5. Injusticia:
Una infancia marcada por padres o cuidadores exigentes, que imponen reglas y educación rígida, generando en el niño sensación de injusticia, ineficacia, inutilidad, etc. También aparece la percepción de falta de apoyo, consideración y validación.
¿Cómo sanar las heridas emocionales de la infancia?
Para sanar, es considerable reconocer que se tuvo una infancia particular para cada uno y que algo de ello nos queda hasta ahora. Así, se podrá ser consciente de ello y tratar de buscar e identificar esas heridas emocionales de la infancia que cada uno tiene. Al hacerlo, al principio quizá encontrarás cosas muy pequeñas, que dudarás si es esta o no la guía de una herida emocional. Pero sigue por ahí, se trata de ir tirando cada vez más de ese hilo que cogiste y que te llevará a reconocer dicha herida y, a hacerte cargo de ella.
Sin embargo, espera, esto no es todo, al hacer este primer paso, no se tratará de buscar culpables, sino, más bien, de entender cuáles fueron esas situaciones por las que pasaste y cómo puedes hacerte cargo de ellas en tu vida actual. Pues de este modo crearás estrategias de perdón hacia el otro, y te permitirá liberarte de ese sufrimiento del cual, sin saber, padecías hasta este momento.
Recuerda que es importante tener presente que es un proceso lento, que sanar tus heridas emocionales requiere de ejercicios de paciencia, de compromiso contigo mismo. Además, de querer hacer parte de lo que te pasa y asumirlo, así que mantener la calma, hacerlo consciente, comprometerte con el proceso y buscar ayuda profesional, serán tus mejores aliados para sanar tú heridas emocionales.
¿Cómo identificar las heridas emocionales de la infancia?
Identificar las heridas emocionales quizá no sea una tarea fácil, pues en la mayoría de los casos se pueden encontrar normalizaciones sobre se escucha de “yo soy así” o “así me hicieron”. Esto hará que no sea tan fácil reconocer que tenemos heridas emocionales de la infancia. Pero si te das a la tarea, aquí encontrarás algunos puntos que te pueden ayudar a identificarlo.
- Sentir que mantienes un miedo excesivo frente algo o a varias cosas, pero que casi siempre ese miedo te acompaña. Además, pensar o sentir que muchas veces hay como otra persona en tu mente, que no eres tú ese que a veces actúa.
- También, dejar la aprobación constante de lo que haces, hasta en tu vida cotidiana, en manos de los otros, porque quizá tú crees que no puedes hacerlo y no vale la pena lo que haces.
- Así mismo, sentir constantemente que las demás personas pueden hacerte daño.
- Igualmente, sentir que demostrar tus sentimientos será un arma para que otro te ataque, o desvalorice lo que tú eres, entre otros.
Estos son algunos de los sentimientos o emociones que pueden aparecer gracias a una herida emocional de la infancia. Pero está claro que cada uno puede vivirla de una manera diferente, sin embargo, te pueden servir como guía para que te preguntes. ¿Podría yo tener una herida emocional?
Ejercicios para sanar las heridas emocionales de la infancia
Es importante saber que puedes tener una amplia gama de ejercicios que te ayuden a identificar y reconocer tus heridas de la infancia. Así que puedes intentar lo que consideres para ti es conveniente, sin embargo, podemos proponerte algunos.
- Busca cosas que ayudan a apaciguar esa voz interior que todos tenemos, puede ser el ejercicio, la meditación, los ejercicios de respiración. Esto permitirá que despejes tu mente y te cuestiones sobre lo que pasa en tu vida y encuentres ese hilo del cual puedes tirar para identificar las heridas emocionales de la infancia.
- Trata de encontrar las diversas maneras de entender y aceptar por lo que estás pasando. Comprender la situación y decidir si quieres o no, hacerte cargo de esas heridas emocionales. Para esto te puede servir escribirla, hablarla o expresarla de diferentes maneras para que encuentres todas sus matices.
A medida que vas avanzando en estos ejercicios, quizá las emociones y sentimientos se vayan intensificando. Así que puedes acudir a diversas maneras de expresarlo para que eso vaya saliendo de ti. Exprésalo como tu creatividad lo permite, crea con lo que vas encontrando y plasma eso que durante tanto tiempo habías guardado dentro de ti.
Más allá de estos ejercicios que te mencionamos, acudir a ayuda psicológica es un paso importante para sanar estas heridas emocionales. Por lo tanto, en Hakuna Psicólogos contamos con un consultorio de psicología, donde podemos brindarte un acompañamiento integral y oportuno a medida que vayas avanzando en tu proceso. Además, esto te ayudará a tramitar todo eso que deviene de tus heridas emocionales de la infancia.