Perdonar, un acto de amor propio - El perdón es un regalo
Perdonar, un acto de amor propio - El perdón es un regalo

En este transitar por la vida nos encontramos personas y situaciones que ponen nuestra existencia en un vaivén que provocan malas sensaciones y hasta ganas de no seguir, es allí donde necesitamos el perdón y reconocer su importancia. A veces no sabemos qué hacer con ese pinchazo, esa herida, y lo transformamos en tristeza, odio, rabia, rencor, estrés. Es cierto que muchas decisiones o acciones que toman ciertas personas nos afectan porque se transforman en desidia, desprecio o incluso hasta en una ofensa.

Son sentimientos que se transmiten a nuestro ser y que al causarnos dolor influyen en la manera como vemos el mundo y vemos esas personas, ahí es donde está la importancia del perdón.

¿Tenemos derecho a sentir? Pero el perdón nos ayuda

Es obvio que sintamos y hasta nos pongamos mal, lo que no podemos permitir es que ese sentimiento se quede en nuestras vidas e invada, cada que pueda, es ahí donde debemos reconocer la grandeza del perdón. Nuestros momentos de tranquilidad y nuestra felicidad.

“El perdón es un regalo silencioso que dejas en el umbral de la puerta de aquellos que te han hecho daño”

Robert Enright

¿Qué es el perdón?

La definición del perdón suele ser muy obvia, es la acción de perdonar, pero concretamente es cambiar una conducta o pensamiento voluntario destructivo hacia otro u otros, por uno constructivo. Perdonar es disculpar al otro por algo considerado como una ofensa, es la renuncia a la venganza, reclamo, castigo o restitución, dejando de lado la agravio y no quede la afectación.

Rememorar una y otra vez ese episodio de nuestras vidas en el que hubo dolor, es traer pensamientos negativos y proyectar, como consecuencia de ese mal recuerdo. Una serie de reacciones que pueden afectar nuestro estado de tranquilidad e incluso convertirse en estrés, es nuestro deber apelar al perdón.

Recordar el pasado nos sirve para demarcar las pautas que se aplicarán en el presente. De esta forma podemos tener un presente más sobrio y con un nivel de consciencia más avanzado. 

¡Pero cuidado!

No podemos quedarnos habitando el pasado, menos aún cuando en ese pasado hay momentos y personas que representan dolor, engaño y abandono. Es ahí donde debe llegar el perdón hacia uno mismo, hacia las personas que provocaron esa situación y hacia la vida como el escenario donde se vivió ese episodio.

La importancia del perdón

Importancia del perdón
Importancia del perdón

Perdonar posibilita la cercanía entre las personas, quien acoge el perdonar crece evidentemente en su ser interior y es ahí donde radica la importancia del perdón.

Adoptar entonces una actitud de perdón o reconciliación es de mucha importancia, ante situaciones adversas, nos hace más fuertes y posibilita que miremos al otro como un ser que comete errores y cuyos actos no pueden convertirse en objeto de reproche para toda la vida.

Recordemos la frase de Heráclito en donde:

“Nadie se baña dos veces en el mismo río”.

Heráclito

Por tanto, todos estamos en un constante proceso de crecimiento personal. Cada persona tendrá un momento en su vida en el que hará daño —consciente o inconscientemente, es inevitable —, pero para eso está el perdón.

Incluso nosotros en algún momento también lo haremos, por eso el perdonar es un acto de trasparencia, coherencia y desarrollo como persona.

Perdonar para sanar

Perdonar para sanar
El perdón para sanar

Muchas personas dejan que el rencor sea el conductor de sus pensamientos y acciones. Frente a esta situación se convierten en seres atrincherados, atacando incesantemente al destino como si eso fuese una forma efectiva para sanar. Cuando yo no uso el perdón, no trasciendo, y ese no trascender representa un estancamiento en mi vida. Algo así como no dejar que la herida cure o cicatrice.

Una de las justificaciones más frecuentes para “atrincherarse” es: si yo perdono, soy débil ante esa persona que me provocó el daño. Esta es una verdadera mentira cuyas consecuencias serán desastrosas, ya que vendrán acompañadas de infelicidad, tristeza, rabia y cada vez más rencor.

La capacidad del perdón para sanar traerá más bienestar a nuestra vida y por ende nos fortalecerá porque no tendremos un desgaste emocional al rememorar esos momentos poco agradables. 

Cuando nos abandonamos al rencor nos debilitamos y hasta percibimos un dolor físico que puede provocar en nosotros malestar y tristeza. Es importante entonces comprender que todo aquello que no te hace daño te fortalece y el perdón nunca te hará daño.

“Guardar rencor es como agarrar un carbón en brasa… El que se quema eres tú”

Anónimo

¿Cómo perdonar de corazón?, de verdad

Perdonar de corazón
Perdón de corazón

Más que un proceso de reconciliación con el otro. El perdón hace parte de nuestro crecimiento personal y se convierte en un digno acto de desapego. Cuando perdonas sueltas y cuando dejas que tus malos sentimientos desaparezcan: ¡floreces!

A continuación, te daremos algunas razones, o consejos, para hacer del perdón una fortaleza ante la impotencia y falta de carácter que provoca en nosotros el rencor:

1. El valor del perdón para superarte

Y es que la aceptación posibilitará que haya una verdadera consciencia sobre esa situación que aflige tu mente. Adquirir consciencia es entonces sanar para que ese sentimiento no duela y, por el contrario, se transforme en una oportunidad para crecer y aprender del perdón, debes tener en cuenta los valores del amor.

2. Perdonar de corazón una elección para sanar

Si tú no perdonas estarás en una condición de constante sufrimiento. Ello impedirá que tu proceso de crecimiento personal sea sólido y te convertirá en una persona vulnerable impidiendo que tengas un progreso en tus emociones y decisiones.

3. El perdón es igual a florecer emocionalmente

Algunas personas se estancan en ese momento o persona que causó el daño. Impidiendo que en su corazón y consciencia florezcan nuevos sentimientos, nuevas personas, nuevas maneras de ver el mundo. Es importante entonces que te des una segunda oportunidad y uses el perdón de corazón, para empezar a florecer.

¡Lo mereces!

4. El poder del perdón

No se trata de tomar revancha haciendo daño al otro, no, hablamos de un desagravio en dónde demostramos al otro que su forma de actuar solo fue una enseñanza para no ser así. El perdonar se convierte entonces en un regalo, es crucial que comprendamos que el perdón no es una obligación, ni un deber.

El perdón se hace sin esperar nada a cambio, ni siquiera la petición de perdonar por parte del ofensor. Cuando hacemos algo debemos hacerlo por convicción, la convicción nos da confianza y libertad, es entonces que podemos decir que perdonar es poderoso.

11 razones para el perdón
11 razones para el perdón

El perdón como valor

La ética y la moral como regulador de nuestra conducta se convierte en un orientador de nuestras acciones permitiendo que obremos por nuestro bien y el de los demás. Si bien hay conductas que son reprochables porque encarnan los anti valores que pueden afectar a la persona en su integridad física y mental. Podemos contraponernos a esos comportamientos obrando con respeto y sin rencor.

Cuando comprendes que el perdón no abriga malos deseos ni malos pensamientos. Te das cuenta de que una manera de obrar correctamente es perdonar a conciencia y con la convicción de que nace, o resucita, en nosotros un nuevo ser y se da espacio a una nueva vida.

Con el perdonar la persona tiene la posibilidad de reinventarse, reiniciarse y reconciliarse con su pareja, familia, amigos o consigo mismo y con ese mundo, esa historia, que le rodea. La capacidad para perdonar nos permite trascender en el tiempo sin ser afectado por sus enseñanzas. En últimas los malos ratos son grandes momentos de reflexión.

El daño que hayas recibido debe hacer de ti una mejor persona, tus pensamientos deben sanar, no olvides que el perdón denota una limpieza de la consciencia y del alma

¡Llámanos! Para que hablemos sobre perdonar en tu vida.

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Erica M. Montoya Londoño

Psicóloga y Psicoterapeuta, Especialista en Psicología de la Actividad Física y del Deporte, Magíster en terapias de tercera generación.Directora de Hakuna Psicólogos en Medellín.